Una de las principales preocupaciones de los proveedores de Mercado Público es el tiempo de espera para el pago de un contrato. ¿Qué alternativa existen para agilizar estos procesos?
El factoring es una forma de financiamiento que aparece como una excelente alternativa a uno de los miedos más recurrentes sobre vender en Mercado Público: el atraso en los pagos. Por una parte, existe una idea generalizada de que los organismos públicos no son muy buenos pagadores. Un mito que se ha ido solucionando de a poco, agilizando los procesos burocráticos y estableciendo márgenes que no dilaten los procesos de facturación.
Por otro lado, ese mismo proceso de facturación se vuelve un dolor de cabeza por las distintas formalidades que hay que cumplir. Desde nominar correctamente una glosa, hasta hacer seguimiento de la misma: son varios detalles que pueden ser mínimos, pero que determinan el pago de un contrato en los tiempos esperados.
Atrasos en los pagos de una factura siempre pueden ocurrir, por eso siempre es bueno disminuir el impacto. Acá es donde aparece el factoring como una alternativa interesante para esquivar cualquier incumplimiento o tardanza con la fechas de pago.
¿Qué es el factoring?
Según lo que define la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), el factoring es “un contrato mediante el cual una empresa traspasa las facturas que ha emitido y a cambio obtiene de manera inmediata el dinero”. Este traspaso suele hacerse a instituciones financieras que ofrecen este tipo de servicios. La dinámica es muy similar a un préstamo donde dicha institución se encarga de cobrar directamente al organismo público.
Es decir, si has adjudicado un negocio con el Estado donde la factura debe ser pagada a 30, 45 o 60 días, puedes firmar contrato con banco o una empresa de factoring para tener de inmediato el dinero equivalente al 90% de la factura. Una vez se cumple el plazo establecido, es esa institución la que se encarga de cobrar la totalidad de la factura al organismo comprador. La diferencia, claramente, es la ganancia que obtiene la entidad por dicha operación.
Este tipo de movimientos comerciales ha sido reforzado a través de la Ley 19.983 que regula la transferencia y otorga mérito ejecutivo a copia de la factura. En esta normativa se establecen los parámetros de acción, dejando en claro las obligaciones de todas las partes involucradas en una operación de factoring.
Ramiro Hevia, CEO y co-fundador de LicitaLAB, comentó en nuestro podcast que una de las estrategias que usaba en su trabajo en construcción, el factoring era una estrategia muy recurrente. “Nosotros no íbamos a proyectos en donde no nos alcanzaban los costos de factorizar cada una de las facturas que ibamos a emitir. (…) Entonces tu emites la factura, el comprador la timbra y tu te evitas la espera y vas a la entidad financiera con la factura aprobada y te adelantan el dinero”, señaló.
Escucha la cuña completa aquí:
Existen varias empresas y bancos que ofrecen este servicio. Siempre es bueno estudiar y analizar las condiciones de cada una de ellas para hacer una buena elección. BancoEstado y BCI han establecido alianzas con ChileCompra para ofrecer diferentes opciones de financiamiento.
Además del factoring, existen varias formas de obtener recursos para la ejecución de un contrato público. Por ejemplo, el Ordering, que es una alternativa dirigida a Mipymes, transforma la orden de compra en un respaldo para solicitar créditos financieros. Eso sí, para ir por este camino, es necesario hacerlo con instituciones financieras que manejan convenios con ChileCompra. Opciones existen, así que puedes explorar las que más se ajusten a las necesidades de tu empresa.